La pandemia constituyó la prueba más fuerte que el Sector Solidario a nivel mundial ha debido afrontar en la historia económica reciente. A nivel mundial desde la crisis financiera de 2008 y a nivel local, desde la quiebra de una gran cantidad de importantes Cooperativas financieras y Bancos Cooperativos a finales del siglo pasado no habíamos tenido un reto tan grande para superar y creería que lo hemos hecho con éxito.
Muchos fueron los temores respecto a las cooperativas, fondos de empleados y mutuales que asocian casi 6 millones de Colombianos e impactan más de la mitad de la población colombiana de manera directa o indirecta, de los cuales una gran parte son constituidas por trabajadores cuyos empleos, ingresos y empresas se vieron en riesgo.
Sin embargo, no solo el sector logró resistir exitosamente sin quiebras conocidas atribuibles a las consecuencias de la pandemia sino que por el contrario, con cargo a sus propios presupuestos y con esfuerzos económicos grandes que no tuvieron apoyo de liquidez del Gobierno Nacional, como si lo recibió el sistema financiero, apoyaron de acuerdo a sus capacidades a los deudores mediante periodos de gracia, condonación de intereses corrientes y refinanciaciones, cuando no con créditos blandos en condiciones especiales de amortización además de auxilios, subsidios y programas que paliaron al menos en parte las consecuencias negativas que pudieron tener en los ingresos y salud de los asociados y sus familias.
Es decir, el sector solidario hizo su parte actuando como soporte y amortiguador en un momento de crisis, demostrando su valía y vigencia, pero además no cerraron sus servicios sino que de formas creativas se adaptaron para continuar atendiendo las solicitudes de servicio y peticiones de sus asociados acelerando su conversión tecnológica para brindar nuevos canales de atención no presencial, que llegaron para quedarse.
El Gobierno Nacional en plena pandemia expidió una gran cantidad de nueva regulación con nuevas exigencias para el Sector Solidario especialmente en materia de gestión de riesgos, que son bienvenidas, aunque coincidieron con éste dramático momento que nadie se esperaba confluyendo en las mismas líneas de tiempo, pese a lo cual podemos nuevamente decir hemos cumplido: al Gobierno y sus exigencias regulatorias y al asociado y sus necesidades en medio de las consecuencias negativas de la pandemia.
Los años 2022 y 2023 tampoco serán fáciles por la coyuntura política y el incremento de la inflación y las tasas de interés, pero dados los antecedentes del sector, no existen motivos para dudar de la resiliencia y capacidad que tenemos para adaptarnos, afrontar los retos y continuar creciendo aún atravesando momentos macroeconómicos y sociales adversos.
EXCELENTE
Excelente, y muy apropiado para los nuevos retos que afrontaremos en los años venideros con respecto a la subida de las tasas y a la normatividad en riesgos. Muchas gracias!
Muy buena radiografía de cómo esta el sector. Acertado análisis¡
Diego es un excelente resumen de la historia que hemos escrito las cooperativas, solidarias y entregadas a nuestros asociados, quienes nos respondieron con fidelidad, manteniendo y aumentando sus ahorros.