En tiempos convulsionados como los actuales resulta de vital importancia el manejo inteligente del dinero. No son pocos los hogares que con la ilusión de tener un estándar de vida acorde con los patrones que promueve la sociedad de consumo a través de toda la parafernalia publicitaria que nos inunda por redes sociales, televisión e internet, han elevado sus niveles de endeudamiento por encima de sus posibilidades económicas reales.
Las consecuencias han sido en muchos casos contrarias a las expectativas y la calidad de vida ha desmejorado reflejada en estrés y más horas de trabajo para poder pagar las deudas. Dicho de otro modo: “ganamos dinero que no tenemos, comprando cosas que no necesitamos, para poder impresionar a gente a la que ni siquiera le importamos”. O lo que es peor, nos endeudamos para comprar cosas que no nos queda tiempo de disfrutar porque tenemos que trabajar cada vez más horas para pagar las deudas en que nos metimos para conseguirlas.
Como romper esta trampa?
Lo primero es saber que la búsqueda de una vida plena y feliz es el verdadero sentido de nuestra existencia y no necesariamente ello se consigue a través de la acumulación material o el gasto elevado de dinero. Por supuesto que algunas personas logran tener económicamente una posición privilegiada gracias a su ingenio, trabajo, talento o buena suerte. Cualquiera que sea la razón, esas afortunadas personas disponen de medios económicos para gastar más dinero que el común de personas y adquirir más y mejores bienes y servicios, lo cual, sin embargo, no es garantía de felicidad como tampoco es impedimento el carecer de ellos.
Posiblemente el secreto de la felicidad tenga que ver más con agradecer y disfrutar de manera más consciente lo que ya se tiene y lamentarse menos de lo que aparentemente carece: la vida, la salud, la familia, los amigos, disfrutar el medio que te rodea a través de los sentidos, poder ver, oler, saborear, sentir, caminar. Al final el inventario de bendiciones con las que contamos no son pocas y no nos han costado dinero, así que a disfrutar más la vida. No tanto es hacerla más larga sino más ancha.
Ahora bien, llegamos a este mundo sin dinero y nos iremos sin él, pero no necesariamente hemos de vivir con los bolsillos vacíos en todo momento. Dándole su justa importancia en nuestras vidas, no es que el dinero garantice nuestra felicidad y paz emocional, pero su mal manejo si que produce dolores de cabeza y distrae nuestra mente agotando nuestra energía en tratar de resolver diariamente una gran cantidad de problemas económicos como el pagar los gastos básicos de la vivienda, la manutención, los servicios públicos, el transporte, la educación etc.
Para ello una serie de tip’s podrían ser de utilidad:
- Reconozca su realidad económica. Para ello es necesario, si se tiene una familia, involucrar a los demás miembros. A través de un sencillo ejercicio de presupuesto familiar o personal, se debe hacer un inventario detallado de nuestros ingresos y de nuestros gastos. La meta es gastar menos de los ingresos que se generan y la diferencia debe ser equivalente al valor de las deudas y compromisos de ahorro que se tienen, porque de lo contrario crearemos un constante déficit financiero que se abulta en nuevas obligaciones que inician con tarjetas de crédito y terminan con préstamos con agiotistas. Aquí es importante tratar de ahorrar en todo aquello que resulte innecesario o suntuoso y que nos resta capacidad para otras cosas básicas o imprescindibles o que podrían darnos mayor satisfacción.
- Procure comprar más experiencias que lujos. Más que un auto más lujoso o una casa más grande o un celular más novedoso, tal vez lo que necesita es más tiempo para compartir con la gente que le importa, así sea solamente en un pequeño picnic cerca de su casa una tarde de domingo en un prado público. También poder pasar más tiempo con usted mismo es importante. Al tener menos deudas y compromisos, tendría menos necesidad de dinero y de trabajar tanto y podría dedicarse tiempo para cuidarse, hacer ejercicio o disfrutar sus pasatiempos favoritos como leer, ver series o películas, caminar, contemplar la naturaleza, las aves y en fin, las posibilidades son infinitas.
- Busque reducir a toda cosa el uso de productos financieros costosos que tienen tasas de interés altas o cobros adicionales como muchas tarjetas de crédito con cuotas de manejo y comisiones. Antes de tomar una nueva deuda, repita el ejercicio de planeación financiera y asegúrese de que puede hacerse cargo de esa nueva obligación sin sacrificar otros aspectos de su presupuesto personal o familiar que son más importantes. Un crédito para la fiesta de 15 años de su hija podría no ser un gasto indispensable y en cambio podría reemplazarlo por un ahorro para el primer año de estudios universitarios y sería un mejor regalo.
- Si tiene familia y puede, compre un seguro de vida. Todos tenemos segura la muerte. Lo mejor es que no sabemos cuando. Podría ser antes de que todos sus proyectos se materialicen y es mejor que en caso de faltar su ingreso, sus familiares puedan recibir un dinero que les ayude por ejemplo para culminar sus estudios.
- Adquiera al menos una Vivienda. Los programas de fomento a la Vivienda hoy ponen al alcance de prácticamente cualquier Colombiano el sueño de tener casa propia, siempre que logre por supuesto, demostrar ingresos iguales o superiores al salario mínimo. Si inicia temprano el pago de su crédito hipotecario, preferiblemente cuando todavía es soltero, seguramente para los 40 años, ya será propietario de su vivienda y podrá iniciar la compra de una segunda vivienda que le genere ingresos adicionales a los de su pensión.
- Cotice para su pensión. Tiene el 90% de probabilidades de que ésta sea inferior a 2 SMLMV, pero para cuando tenga la edad, si ha hecho las cosas bien, seguramente ya será dueño de su casa y no paga arrendamiento, recibirá un segundo ingreso de la segunda vivienda que compró, preferiblemente no debería estar pagando obligaciones financieras de ningún tipo y sus hijos probablemente ya serán adultos independientes y responsables gracias al buen ejemplo que les dió, a la formación del hogar y las oportunidades de educación que les brindó.
- Ahorre para lo imprevisible y para lo previsible. Tenga dos fondos separados. Uno para pagar esos gastos que se sabe cuando llegarán: Las Vacaciones, Compras de Navidad, El pago de los impuestos y seguros, las matriculas escolares. Y otro fondo independiente de cuota más pequeña pero constante durante toda su vida para hacer frente a situaciones inesperadas como la pérdida de un empleo, una calamidad doméstica, accidente, enfermedad o pandemia.
- Cuide su salud física. Haga ejercicio, camine, controle su peso, tensión arterial, coma saludable, duerma al menos 6 a 8 horas diarias, maneje la ansiedad y el estrés. En general cuide su cuerpo pues a través de él usted experimenta el mundo.
- Cuide su salud mental y espiritual. Lea. Estudie. Visite, llame, hable y comparta con su familia. Mantenga un cercano grupo de amigos con los que mantenga contacto y se reúna para hablar, celebrar, disfrutar. Dedíquese tiempo a solas para meditar o simplemente para no hacer nada y dejar que todo transcurra muy lentamente y sin afanes al menos durante unos minutos diariamente. Practique sus creencias religiosas, políticas y cultive su intelecto y sus ideas sobre la vida, la existencia y la felicidad, sin lastimar la conciencia y creencias de las otras personas, en especial, de las que ama y le importan.
- Si le nace y le gusta, desarrolle algún tipo de emprendimiento que pueda generarle ingresos adicionales haciendo algo que le guste a usted o a los miembros de su Familia. Aléjese de cualquier oferta de negocio o inversión que ofrezca dinero fácil, rápido y seguro porque seguramente una de esas tres cosas no es cierta.
Por último, recuerde que la vida no se acaba con la pensión y que se trabaja para vivir, no se vive para trabajar. Por ende, tenga un plan para ocupar su tiempo y continuar disfrutando la vida cuando alcance la pensión.
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