Nueva regulación para el sector solidario: análisis, preocupaciones y reflexiones

Nueva regulación para el sector solidario: análisis, preocupaciones y reflexiones

Los cambios abarcan desde las operaciones que pueden realizar estas entidades, hasta la forma de calcular su patrimonio, los niveles de supervisión y la destinación de sus recursos de liquidez. En conjunto, configuran un nuevo escenario que obliga al sector solidario a detenerse, estudiar y pronunciarse.

Uno de los aspectos más delicados del proyecto es que limita las operaciones que pueden realizar los fondos de empleados. En lugar de reconocer su diversidad y evolución, el texto copia de manera casi literal lo establecido para las cooperativas de ahorro y crédito: ahorro, crédito, factoring y algunos servicios de educación y bienestar.

Esto excluye otras actividades que muchos fondos han desarrollado con éxito durante años:

  • Tiendas y almacenes.
  • Casinos y restaurantes.
  • Servicios de afianzamiento.
  • Programas empresariales adicionales.

De aprobarse, estas iniciativas quedarían prohibidas, obligando a desmontarlas o separarlas de la estructura principal. En términos prácticos, significaría reducir la capacidad de los fondos de responder a las necesidades reales de sus asociados.

2. Supervisión más exigente: el salto al nivel uno

El proyecto también dispone que los fondos de empleados de categoría plena pasen automáticamente a nivel uno de supervisión. Esto trae consigo varias consecuencias:

  • Reportes mensuales (ya no trimestrales).
  • Incremento en las tarifas de supervisión.
  • Cumplimiento de obligaciones exclusivas del nivel uno.

En cálculos preliminares, más de 100 fondos de empleados superarían los topes establecidos (alrededor de 15.600 millones de pesos) y entrarían de inmediato en esta categoría.

No se trata solo de más controles. Es un cambio que implica mayores costos administrativos y operativos, lo cual inevitablemente se traduce en presión sobre la gestión y los resultados de estas entidades.

3. Fondo de liquidez: recursos dirigidos al Estado

Quizás el punto más polémico sea la modificación sobre el fondo de liquidez. Hasta ahora, las entidades podían diversificar su inversión, incluyendo CDTs y otros instrumentos del sistema financiero.

La propuesta establece que, para fondos y cooperativas de categoría plena, la liquidez solo podrá mantenerse en:

  1. Cuenta de ahorros.
  2. Cuenta corriente.
  3. Bonos del gobierno.

En la práctica, esto significa que buena parte de los ahorros de los asociados terminarán financiando directamente al Estado, eliminando alternativas más rentables y seguras en el mercado financiero.

Es difícil no interpretar esta medida como una forma de captar recursos del sector solidario para cubrir necesidades fiscales del gobierno.

4. Lenguaje desactualizado y nuevas cargas

Más allá del fondo, el texto del proyecto evidencia problemas de forma. Continúa utilizando conceptos obsoletos como “valorizaciones”, “reajuste por inflación” o “reserva fiscal”, eliminados de la normativa contable hace décadas.

Además, exige trámites innecesarios, como compromisos adicionales para usar los excedentes, cuando la ley ya obliga a destinar al menos el 20% a reservas. En lugar de simplificar, se genera más burocracia tanto para las entidades como para la Superintendencia.

Otro punto crítico es la asignación de funciones técnicas a los comités de control social, como vigilar límites de concentración en créditos o captaciones. Estas tareas son de naturaleza contable y financiera, propias de la revisoría fiscal. Incluirlas en el control social desnaturaliza la figura, generando confusión y debilitando su verdadero rol.

5. Cambios técnicos en solvencia, patrimonio y garantías

El proyecto también introduce modificaciones de alto impacto en aspectos financieros clave:

  • Patrimonio técnico y solvencia: se crean nuevas relaciones (incluyendo apalancamiento) y se exige ponderar no solo por riesgo crediticio, sino también por riesgo de mercado. Las inversiones se medirán según calificación del emisor, y los créditos con ciertos porcentajes tendrán cargas más altas.
  • Garantías: se aclara que no son admisibles los títulos emitidos por la misma entidad (ejemplo: un crédito garantizado con un CDT propio). Esta definición afecta directamente el cálculo de la pérdida esperada.
  • Fondos de liquidez: ya no se limitarán solo al ahorro a la vista. Ahora deben cubrir exigibilidades a 30 días (10%) y a 31-540 días (5%). Esto incrementa de manera significativa los recursos inmovilizados, reduciendo flexibilidad financiera.
  • Captaciones y concentración: se establecen límites más estrictos, incluyendo la agrupación de operaciones de personas con vínculos familiares. Esto elimina la posibilidad de separar responsabilidades mediante acuerdos escritos, práctica común hasta ahora.

6. El contexto: demasiados frentes al mismo tiempo

Estos cambios llegan en un momento especialmente complejo para el sector solidario. En paralelo, las entidades deben:

  • Implementar el modelo de pérdida esperada.
  • Ajustarse a la nueva plataforma tecnológica de reporte.
  • Cumplir con normas de buen gobierno y transparencia.

El problema no es solo la conveniencia de los cambios, sino el momento en que se proponen. Exigir nuevas cargas de capital, reportes más estrictos y mayores exigencias de liquidez mientras se afrontan otros procesos puede desbordar las capacidades de gestión.

7. El papel de los gremios y la necesidad de un pronunciamiento colectivo

Una reforma de este alcance no puede enfrentarse de manera individual. El llamado es a que gremios como Analfe, Fecolfin, Confecoop, Ascoop entre otras para que articulen esfuerzos y presenten observaciones conjuntas.

La experiencia demuestra que una sola voz aislada tiene poco eco. Pero un pronunciamiento colectivo, respaldado por un análisis técnico sólido y acompañado de la participación activa de los asociados, sí puede influir en el resultado.


lo que está en juego

Más que un tema contable o normativo, esta reforma plantea un dilema de fondo: ¿qué papel quiere el Estado para el sector solidario?

Si los fondos de empleados y las cooperativas pierden capacidad de diversificar sus servicios, si deben inmovilizar más recursos y si su liquidez se dirige casi exclusivamente a financiar al gobierno, se afecta no solo su sostenibilidad, sino su misión social.

El sector solidario existe para generar bienestar, solidaridad y oportunidades a sus asociados. Por eso, es vital que no se quede callado, que participe en la discusión y que defienda su espacio como un actor legítimo y necesario en la economía colombiana.

¿Que opinas de tu este nuevo proyecto regulatorio?

La Gestión de la Cartera en Tiempos Difíciles 🚀

La Gestión de la Cartera en Tiempos Difíciles 🚀

En un contexto económico marcado por la incertidumbre, la inflación y el desempleo, las organizaciones del sector solidario enfrentan desafíos sin precedentes. La capacidad para gestionar eficazmente el crédito y la cartera no solo determina la estabilidad financiera de una entidad, sino también su capacidad para seguir cumpliendo su misión social. En este escenario, optimizar la gestión de cartera se convierte en una prioridad estratégica.

La cartera de crédito es uno de los activos más importantes para cualquier entidad solidaria. Sin embargo, cuando no se maneja adecuadamente, puede convertirse en una fuente significativa de riesgo. El aumento de la morosidad, los procesos judiciales prolongados y la falta de herramientas adecuadas para la recuperación de deuda pueden poner en jaque la sostenibilidad de la organización.

Una gestión de cartera efectiva implica más que simplemente cobrar deudas; requiere una comprensión profunda de los aspectos legales y un enfoque proactivo para prevenir que las obligaciones de crédito caigan en mora. Esto incluye desde la evaluación inicial del riesgo crediticio hasta la implementación de estrategias de cobranza que sean efectivas y, a la vez, respetuosas con los valores solidarios.

La actual coyuntura económica ha hecho que muchos deudores enfrenten dificultades para cumplir con sus obligaciones. Esto ha incrementado la presión sobre las entidades para encontrar formas efectivas de recuperar la cartera vencida sin recurrir inmediatamente a costosos y largos procesos judiciales.

Entre los principales desafíos que enfrentan las organizaciones se encuentran:

  1. Altos índices de morosidad: A medida que la economía se desacelera, es común ver un aumento en la cantidad de deudores que no pueden cumplir con sus pagos, lo que afecta directamente la liquidez de la organización.
  2. Procesos de cobranza ineficientes: Muchas entidades carecen de herramientas tecnológicas y procedimientos estandarizados para la gestión de cobranza, lo que lleva a una recuperación lenta y costosa.
  3. Falta de capacitación en aspectos legales: Es fundamental que el personal que gestiona la cartera tenga una comprensión sólida de los requisitos legales que una obligación de crédito debe cumplir para ser susceptible de proceso ejecutivo. Sin este conocimiento, las decisiones pueden estar mal informadas y, en última instancia, perjudicar a la organización.

Para enfrentar estos desafíos, las organizaciones deben adoptar un enfoque integral que incluya:

  • Capacitación continua: Asegurar que el equipo esté bien informado sobre los aspectos legales y las mejores prácticas en la gestión de cartera es clave. Esto incluye comprender los requisitos para iniciar un proceso ejecutivo y cómo evitar llegar a esa instancia a través de la cobranza prejurídica y extrajudicial.
  • Uso de tecnología: Implementar plataformas especializadas que faciliten la recuperación de cartera vencida puede hacer una gran diferencia. Estas herramientas permiten automatizar procesos, hacer un seguimiento más eficaz y mejorar la eficiencia en la gestión de la deuda.
  • Estrategias proactivas de cobranza: Adoptar un enfoque preventivo que incluya la reestructuración de deuda, negociaciones flexibles y programas de educación financiera para los asociados puede reducir significativamente el riesgo de morosidad.

Si bien estos desafíos son significativos, también representan una oportunidad para que las organizaciones fortalezcan sus capacidades internas y se preparen mejor para el futuro. Invertir en la capacitación del personal y en la adopción de tecnologías adecuadas puede no solo mejorar la recuperación de cartera, sino también reforzar la confianza de los asociados y garantizar la sostenibilidad a largo plazo.

Seminario-Taller: Cobranza y Recuperación Ejecutiva de Cartera

Para ayudar a las entidades del sector solidario a enfrentar estos desafíos, hemos diseñado un seminario-taller especializado en la cobranza y recuperación ejecutiva de cartera. Este evento está orientado a proporcionar las herramientas y conocimientos necesarios para gestionar eficazmente la cartera, reducir riesgos y optimizar los recursos.

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